En la clínica de la Dra. Amalia López Cedrón le ofrecemos una serie de consejos para saber cuando acudir a una consulta de oftalmología, a un médico cirujano o a un equipo especializado en la salud y enfermedades relacionadas con los ojos.
Siempre ante cualquier déficit o deterioro de nuestra agudeza visual, valorando cada ojo por separado, siempre que notemos algo extraño, o incluso, sin notar nada raro:
Es imprescindible la evaluación de todos los niños, aunque no se quejen ni les notemos nada, entre los 3 y los 6 años de edad (a cualquier edad si les notamos “algo extraño” -tics, pestañeos, guiños, tortícolis, cefaleas…-), para una correcta refracción, ya que no siempre ven mal aquellos niños que necesitan usar gafas.
En principio, no saben cómo es la visión perfecta, por lo que pueden ser malos estudiantes o cansarse a los pocos minutos de empezar a leer, incluso mostrarse tímidos, retraídos o tener “mal carácter”, a consecuencia de una mala visión o que les exige esfuerzo superior a lo normal, sin que sepan explicar qué es lo que les pasa o que no ven bien.
Es necesaria una valoración completa:
- Refracción bajo cicloplejia
- Descartar ambliopías (ojo vago)
- Valorar/descartar estrabismos como intermitentes, microestrabismos, paresias, entre otros.
-Control de alergias
- Anomalías congénitas como cataratas o ptosis, entre otros
- Disfunción/obstrucción de las vías lagrimales
En líneas generales, aun cuando no notemos nada que podamos considerar anormal o patológico, debe hacerse un reconocimiento médico especializado en el oftalmólogo:
- Todos los niños, al menos una vez, entre los 3 y los 6 años de edad
- Todos los adultos a partir de los 50 años de edad
- Todos los que tengan antecedentes familiares de patología ocular, especialmente aquéllos con glaucoma, DMAE (degeneración macular asociada a la edad) y lesiones espontáneas de retina como Desprendimiento de retina.
- Todos los pacientes diabéticos, al menos una vez al año
- Observar cambios refractivos asociados a la edad (presbicia, cambios en el índice refractivo del cristalino)
- Opacificación de medios (cataratas)
- Alteraciones anatómicas en la disposición de los párpados
- Sequedad ocular y lagrimeo
- Diplopía visión doble, por problemas refractivos o paréticos, forias descompensadas, diabetes mellitus, causas vasculares.
- Valoración del fondo de ojo, siempre y especialmente en:
- Todos los pacientes diabéticos, al menos una vez al año
- Personas con hipertensión arterial, para descartar signos de mayor riesgo cardiovascular
- Moscas volantes, en el momento de su percepción (desprendimiento de vítreo posterior, lesiones retinianas, infecciones/inflamaciones, sangrado)
- Traumas contusos
- Antecedentes familiares de glaucoma (puede conducir a la ceguera el retraso en su diagnóstico y tratamiento)
- Distorsión en las líneas rectas o duplicidad, dificultad para la lectura (maculopatías, DMAE; Degeneración Macular Asociada a la Edad, edema macular diabético…)